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«Dormimos con la ventana entreabierta, eso es lo que nos ha salvado»

Cantabria ·

Un escape de gas en un hotel de Isla deja dos heridos en estado crítico y tres graves | Otras 87 personas fueron atendidas, entre ellas 17 niños

Mariña Álvarez

Santander

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Jueves, 21 de septiembre 2017

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«Entré y mi consuegra estaba en la cama, parecía que estaba muerta. ‘¡Rubia, Rubia!’, le grité zarandeándola. Y su compañera de habitación vomitando… Y no reaccionaba, hasta que vinieron a echarnos a todos…». Mercedes no consigue quitarse esa imagen de la cabeza tras el drama vivido en el hotel Campomar, de Isla (Arnuero) este jueves por la mañana. Forma parte de una excursión de unos cuarenta jubilados procedentes de la pedanía malagueña de La Cala del Moral (Rincón de la Victoria), cuyo viaje al norte se truncó por un escape de gas en el hotel junto a la playa de La Arena. Cinco de ellos acabaron ingresados en la UCI (dos en estado crítico y tres graves) por inhalación de monóxido de carbono. Uno fue encontrado en parada cardiorrespiratoria y tuvo que ser resucitado en su misma habitación antes de ser trasladado al hospital.

Le llaman el ‘gas del sueño’. Se sospecha que pudo proceder de una mala combustión de la caldera y que se filtró por las rejillas de ventilación de los cuartos de baño de la segunda planta en cuanto se accionaron las primeras duchas. Los huéspedes más madrugadores se salvaron de sus funestas consecuencias. A la hora del desayuno se notaron varias ausencias. Se les llamó, pero no contestaban el teléfono. Tampoco abrían la puerta cuando fueron a comprobar si les pasaba algo…

La responsable de la agencia de viajes España Visión subió con la llave maestra acompañada de Mercedes y empezó a abrir todas las habitaciones que estaban cerradas. El panorama fue desolador. Varias personas yacían inconscientes, otras semiconscientes, otras tantas con vómitos, dolores de cabeza… El cuadro ya hacía presagiar que estaban ante algún tipo de intoxicación, como así confirmaron los bomberos del 112 que se desplazaron al hotel antes de las nueve de la mañana. ¿Qué había ocurrido? «Anoche (miércoles por la noche) olía un poco a quemado, como a calefacción. Dormimos con la ventana entreabierta, eso es lo que nos ha salvado», cuenta el marido de Mercedes en la sala de espera del hospital comarcal de Laredo, donde todo aquel que pudo tener contacto con el gas se sometió a análisis para determinar la cantidad de monóxido en sangre. «Y anoche no funcionaba el agua caliente, y esta mañana tampoco», contaron, como buscando una explicación a lo sucedido.

«Anoche (miércoles por la noche) olía un poco a quemado, como a calefacción. Dormimos con la ventana entreabierta, eso es lo que nos ha salvado»

Marido de una afectada

Las cifras de este suceso apabullan. Han sido atendidas un total de 92 personas, cinco de ellas permanecen en la UCI (todos del grupo malagueño, que ocupaba la segunda y tercera planta del hotel). A Valdecilla se trasladó a 20 adultos, que permanecen en observación, y otros siete que ya han sido dados de alta. Además, el hospital también atendió a 17 menores británicos, procedentes de la ciudad galesa de Cardiff –se alojaban en la primera planta del hotel–, que también recibieron el alta y decidieron poner fin a su viaje y volver a casa.

Andalucía ofrece sus recursos a los afectados

La delegada territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta en Málaga, Ana Isabel González, se ha desplazado este viernes a Santander para coordinar la ayuda sanitaria a los malagueños afectados por el escape de gas ocurrido ayer en un hotel de Cantabria.

Desde que se conoció el hecho, responsables de la Junta de Andalucía en la provincia de Málaga han estado en contacto con las autoridades sanitarias de Cantabria para realizar un seguimiento de la situación sanitaria de los afectados, según ha señalado la Junta en un comunicado.

La delegada de Salud de la Junta en Málaga se desplazará a lo largo de la mañana al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, donde están ingresados los afectados más graves, para ofrecer a sus familias los recursos necesarios de la Junta de Andalucía.

Otros afectados fueron trasladados al hospital de Laredo: 26 recibieron el alta este mismo jueves mismo y 15 permanecen en observación con pronóstico leve, y 2 fueron trasladados a Valdecilla.

En total, en el hotel Campomar se alojaban 78 personas, que fueron evacuadas en cuanto los servicios de emergencia activaron el protocolo de accidentes con múltiples víctimas. Todos ellos recibieron asistencia médica, al igual que los cuatro empleados del hotel que habían estado en contacto con el gas durante esta mañana del jueves, y también los bomberos, el personal sanitario y los guardias civiles que entraron en el edificio.

«Estaba mal-dormida»

La de este jueves fue una mañana soleada, que invitaba a pasear. Varios huéspedes del Campomar decidieron salir a dar una vuelta por la playa antes de la hora del desayuno mientras el resto dormía todavía. Al regreso al hotel se toparon de bruces con el drama. Un hombre subió a la habitación y se encontró a su mujer «mal, dormida». A la par, algunos que ya estaban en la cafetería echaron en falta a un matrimonio, otros que querían entrar en el hotel ya tuvieron que quedarse fuera… «Todo sucedió a una velocidad tremenda», dice Carmina, la responsable de la agencia de viajes con la que este grupo había programado una excursión de cinco días por el País Vasco y Cantabria.

En cuanto Carmina, Mercedes y el marido de la mujer indispuesta dieron la voz de alarma, el chófer de los malagueños avisó al 112 sobre las 8.30 y el protocolo se puso en marcha en minutos.

Se evacuaron todas las instalaciones, se abrieron las ventanas y los bomberos procedieron a localizar a las posibles víctimas mientras buscaban el foco del escape de gas. Personal del 061 atendió a los intoxicados dentro de sus habitaciones, dedicándoles un tiempo que a los que esperaban conocer su suerte se les hacía eterno. Uno había entrado en parada cardiorrespiratoria, y tuvo que ser reanimado allí mismo antes de poderlo sacar.

Se evacuaron todas las instalaciones, se abrieron las ventanas y los bomberos procedieron a localizar a las posibles víctimas mientras buscaban el foco del escape de gas

El resto de huéspedes adultos quedó confinado en la terraza del hotel, donde se instaló el ‘punto de encuentro’ de este protocolo. «Quédense aquí, no deambulen, pidan lo que necesiten», ordenó el jefe del parque del 112 de Laredo, Antonio Hernando. Separados de esta zona, los niños ingleses y sus monitores esperaban en el prado aledaño bajo un cenador.

Poco a poco, empezaron a salir del hotel las camillas con los heridos. Algunos iban intubados, inconscientes. Se colgó una sábana del toldo para que los demás no tuvieran que ver el estado en el que estaban sus amigos. Aún así, los ataques de nervios fueron inevitables. Una mujer comenzó a sollozar, nombrando a su hermano en cuanto supo que estaba entre los heridos más graves. Su llanto se volvió incontrolable y tuvo que ser atendida en una de las ambulancias que permanecía apostada a las puertas del hotel.

Las unidades móviles del 061 llegaban a la zona cero y partían con pacientes de manera constante, compartiendo un ordenado trajín con los coches de bomberos y las patrullas policiales. A la hora decidida, llegaron los psicólogos de Cruz Roja a consolar y acompañar a los afectados en el trance del desalojo y la aceptación del suceso que les tocó vivir en sus vacaciones. Y seguían las evacuaciones de heridos. «La rubia, ¿dónde está?», preguntaba Mercedes, «allí, ya estabilizada», le contestaron. «Dicen que a la Toñi la van a sacar ahora, en cuanto la estabilicen», comentan en su grupo.

El consejero de Presidencia, Rafael de la Sierra, y el alcalde de Arnuero, José Manuel Igual, acudieron a interesarse por el desarrollo de los acontecimientos. Destacaron la «coordinación» entre todos los servicios de emergencia y prestaron su apoyo a los afectados.

El último de los heridos fue desalojado sobre las once de la mañana. Los bomberos revisaron otra vez el interior del edificio y acompañaron a cada uno de los huéspedes a sus habitaciones para que pudieran recoger sus enseres personales, y evitar así que a alguno pudiera «impresionarle» la presencia de gasas o tal vez sangre en algunas estancias. El hotel quedó precintado. Una empresa especializada se encargará ahora de verificar la idoneidad de las instalaciones antes de permitir su reapertura. Todo el hospedaje fue realojado en otros establecimientos.

Primer balance

La subdirectora médico de la Gerencia de Atención Primaria de Cantabria, Adelia Gallastegui, hizo un alto en su misión para dar un primer parte de víctimas, que en aquel momento era de «ocho heridos graves, cinco de ellos críticos a los que se practicó una intubación endotraqueal, uno estaba en parada. Hay ocho más con sospecha de intoxicación de carácter leve, dos de ellos son profesionales del 061, los que acudieron a atender al primer matrimonio».

Sobre la posible evolución de los heridos, Gallastegui señaló que «su recuperación dependerá de los niveles de monóxido en sangre que determinen las analíticas, y también de las patologías previas». Doce de los adultos afectados recibieron tratamiento en la cámara hiperbárica de Valdecilla, la única de la que se dispone en la zona centro-norte de España.

A media mañana, una vez que los heridos fueron trasladados al hospital, se organizaron traslados en ambulancias a Valdecilla y Laredo para someter a control médico a las casi cien personas que había entrado en contacto con el gas. Fueron llegando una decena de ambulancias más para proceder a este traslado masivo, que se realizó sin contratiempos ni colapsos a pesar de que este hotel está situado al final de una sinuosa carretera que desemboca en el mar.

A medida que avanzó la jornada, la cifra de heridos iría aumentando precisamente por los resultados de los análisis que se iban practicando. De otro lado, a lo largo de la noche fueron llegando a Cantabria desde Málaga familiares de los heridos más graves.

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