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El Club Parayas ha sufrido un progresivo deterioro de sus instalaciones y será necesaria una gran inversión para su rehabilitación.

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El Club Parayas ha sufrido un progresivo deterioro de sus instalaciones y será necesaria una gran inversión para su rehabilitación. Alberto Aja

El Club Parayas cierra sus instalaciones, mientras un acreedor impugna su venta al Grupo Pitma

El administrador concursal solicitó al juez la clausura, ya que el elevado número de bajas de socios hacía imposible afrontar los gastos esenciales

CONSUELO DE LA PEÑA

SANTANDER.

Jueves, 1 de noviembre 2018, 13:31

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No pudo ser. El Club Deportivo Parayas, uno de los más veteranos de Cantabria y del norte de España y pionero en la práctica y la enseñanza de actividades multideportivas, no ha podido tener unas bodas de oro más amargas. A punto de cumplir el 50 aniversario de su nacimiento, la sociedad deportiva, ubicada en una zona privilegiada del Alto de Maliaño, cierra hoy sus puertas ante la imposibilidad de hacer frente a los gastos esenciales para el desarrollo de su actividad y, en consecuencia, quedará prohibido el acceso a los recintos.

La clausura de las instalaciones se produce un mes después de que el Grupo Pitma, accionista mayoritario del Racing de Santander, presentara la única oferta para adquirir el complejo deportivo y depositara la fianza requerida, proceso que ha sido impugnado por uno de los acreedores de Parayas, la sociedad Ruisan, S. L., a quien el club adeuda 423.682 euros. Este recurso, imprevisto, supondrá un retraso en la tramitación de la operación de venta que dará el control de la sociedad a Pitma y, en el peor de los casos, podría obstaculizarla.

Asfixiado por las deudas, el Club Parayas entró en concurso de acreedores en 2014 y quedó bajo la tutela de los administradores concursales, que no fueron capaces de reflotar la sociedad. Sin otro patrimonio que las cuotas de sus socios y el contrato de explotación en régimen de arrendamiento de las instalaciones, propiedad de la sociedad matriz, Inmobliaria Parayas, dueña también de los terrenos, en marzo de 2017 se vio abocada a la liquidación. Meses después, en enero de este año, siguió la misma senda la sociedad patrimonial, que soporta una deuda próxima a los dos millones de euros, de los cuales 1,3 millones son con el Banco Popular.

Un vigilante impedirá a partir de hoy el acceso a las instalaciones, abiertas en 1969

Inmobiliaria Parayas acumula una deuda de dos millones de euros y está en liquidación desde enero

Las dificultades económicas del club, junto a la evolución de los hábitos de ocio deportivo y la proliferación de diversos centros deportivos en Santander y su entorno, han provocado un goteo continuo de socios durante los últimos años. Se fundó con tres mil asociados y en 2005 todavía conservaba un millar. Pero en la actualidad su cartera no llegaba a los 400. Durante este tiempo, mientras las deudas apretaban cada vez más la soga al cuello de la mercantil deportiva, las instalaciones se iban deteriorando y en la capital cántabra proliferaron complejos más modernos y funcionales que arrinconaban cada vez más al centro del Alto de Maliaño. El año pasado algunos socios intentaron la «refundación» del club mediante una campaña de captación de nuevos socios; incluso se llegó a barajar la enajenación de una de las parcelas para zanjar las deudas, hacer borrón y cuenta nueva y empezar de cero con la creación de una nueva sociedad. Pero esa solución, más fruto de la ilusión que de la realidad, no cuajó y el administrador concursal Amalio Gómez Miralles puso en marcha el proceso de disolución de las dos entidades, el Club Deportivo Parayas y su patrimonial Inmobiliaria Parayas. El pasado mes de febrero propuso al juez de lo Mercantil, Carlos Maricorta, un plan para vender al mejor postor los bienes y derechos de las sociedades en un único paquete, lo que técnicamente se llama «venta de la unidad de la productiva», un proceso que se cerró el 21 de septiembre. Concluido el plazo de recepción de ofertas, únicamente se registró una, la propuesta del grupo Pitma, el accionista mayoritario del Racing de Santander, que días después presentó el depósito necesario para formalizar la operación.

Los dueños del gigante empresarial, Alfredo Pérez y Pedro Ortiz, presidente y vicepresidente del Racing, se proponen mantener el mismo modelo de negocio en Parayas y articular una fórmula para vincularlo al conglomerado del club futbolístico y sus cerca de 10.000 socios. Pero el proceso requiere sus tiempos y sobre todo el plácet judicial. La oferta de Pitma ha sido tramitada y está ahora en manos del juez concursal que tendrá que valorarla y aceptarla, para finalmente, adjudicar los bienes, momento en el que Pitma será el único propietario del club.

Pero han surgido piedras en el camino y un acreedor privilegiado ha puesto palos en la rueda que pueden dificultar el proceso. La entidad Riusan S. L. construyó unas pistas de pádel en Parayas hace años que costaron 423.682 euros y no cobró. Ese crédito se convirtió en deuda hipotecaria y Riusan pasó a ser uno de los acreedores privilegiados de Inmobiliaria Parayas, junto a bancos, Hacienda y Seguridad Social. Esa condición es la que ha utilizado para recurrir en sede judicial la 'subastilla' de los bienes y cuestionar la oferta de compra formulada por Pitma. Fuentes próximas al proceso mantienen que la impugnación carece de recorrido, aunque es el juez quien tiene la última palabra.

Todos estos avatares han acelerado en las últimas semanas las bajas de socios hasta el punto de hacer imposible el mantenimiento de los gastos esenciales e imprescindibles en la actividad del club. Fuentes consultadas señalan que quedaban menos de 300 socios, un número que hace imposible la atención del pago de nóminas y consumos de agua, luz, etc. Por ello, el administrador concursal solicitó al juzgado el cierre de las instalaciones, que se hará efectiva a partir de hoy, fecha desde la que ha quedado prohibido el acceso a los recintos. Ayer un agente de seguridad vigilaba la entrada. Al mismo tiempo se ha instado un expediente de regulación de empleo que afectará a los quince de trabajadores.

Se podría decir que el de Parayas era un cierre anunciado, pero no es del todo acertado porque muchos de los socios que seguían fieles al proyecto todavía confiaban en que la 'vía Pitma' evitara la clausura del club. Pero los tiempos judiciales son largos y los ingresos de las cuotas hacía inviable la continuidad de la actividad. Si los dueños del Racing se adjudican finalmente el club, lo primero que tendrán que afrontar es su rehabilitación para poder reabrirlo en condiciones idóneas.

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