Muere el portero del Colindres ingresado tras sufrir un golpe en un partido
Raúl Ramírez, de 19 años, no ha podido superar las graves consecuencias de su derrame cerebral
El fútbol cántabro vive un momento de luto y conmoción tras la repentina muerte de Raúl Ramírez (Santoña, 2006), joven portero de 19 años del ... Colindres que ha fallecido hoy en el Hospital Valdecilla después de casi dos días ingresado. Ramírez sufrió un golpe fortuito durante el partido que enfrentaba el sábado a su equipo con el Revilla, en principio un lance más de juego como los innumerables que se producen en cualquier encuentro. Sin embargo, la mala fortuna se cebó con el deportista, estudiante de Cafyd en la Universidad Europea del Atlántico y guardameta del equipo colindrés, que ha fallecido este lunes.
La triste noticia ha causado un enorme impacto en el fútbol, la comunidad universitaria y, en general, en toda la sociedad cántabra, arropando a una familia en todo momento acompañada por los responsables del Colindres y de la Federación Cántabra en un durísimo trance que se prolongó durante cerca de 48 horas. Todo en medio de un dificilísimo fin de semana en el que también se vivieron momentos de máxima preocupación en el Selaya-Gimnástica, con otra hospitalización por un golpe, aunque en este caso las noticias ya eran a las pocas horas óptimas.
«Hoy toca escribir estas cosas que nunca quieres escribir. Toda la Real Federación Cántabra de Fútbol tiene el corazón en un puño y reza para que el joven guardameta del Colindres se recupere lo antes posible. Ahora mismo está luchando como un jabato a sus 19 años por su vida en Valdecilla, y desde aquí le mandamos todos un abrazo y todo el cariño del mundo para ayudarle a superar el gran obstáculo que se cruzó ayer en su vida. Un abrazo enorme a sus padres, hermana, familia y su novia. Dale duro, Raúl. Podrás con esto». Con estas palabras mostraba a última hora del domingo, su pesar y preocupación José Ángel Pelaéz, presidente de la Federación, antes del fatal desenlace.
«Desde el Club Deportivo Colindres queremos mandar mucha fuerza a nuestro portero Raúl Ramírez y a toda su familia. Durante el partido de ayer frente al Revilla sufrió un golpe por el cual se encuentra hospitalizado en Valdecilla. Toda la familia del Colindres y la Escuela Municipal está contigo, campeón», transmitía su club. Estos dos mensajes reflejaban la máxima preocupación, ánimo y atención que dedicaba el fútbol cántabro a uno de los suyos.
El lance en sí fue un suceso en el que la mala fortuna se cebó con el joven deportista. Transcurría el minuto 63 en El Crucero, donde se disputaba el Revilla-Colindres del Grupo 3 de Tercera RFEF (el cántabro) con empate a cero en el marcador. Durante un choque fortuito y completamente accidental, uno de tantos que se producen en cualquier partido, con un adversario en un remate, el portero cayó tendido sobre el césped.
Probablemente la jugada en sí ni siquiera hubiera generado ningún tipo de alerta o preocupación si no fuera porque acto seguido el guardameta perdió la consciencia. Cuando el propio entrenador del Colindres, Rafa de la Peña, sus asistentes e incluso una sanitaria que se encontraba entre el público salieron al terreno de juego para atenderle comprobaron que se encontraba en parada y comenzaron la reanimación hasta que los equipos sanitarios pudieron tomarles el relevo y consiguieron reanimarle y estabilizarle.
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Fue trasladado de inmediato en ambulancia al Hospital Marqués de Valdecilla en estado crítico, e incluso fue necesaria una segunda reanimación en el trayecto antes de que llegara, aún con vida, al centro hospitalario, donde ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) una vez comprobada su extrema gravedad.
Todo por un golpe que en circunstancias normales no debía haber tenido ninguna consecuencia. Sin embargo, una vez llevadas a cabo las pertinentes pruebas se pudo comprobar que el santoñés padecía un aneurisma no diagnosticado. La pésima fortuna quiso que el percance provocara su ruptura. De ahí el derrame cerebral que provocó las paradas cardiorrespiratorias de las que pudo ser reanimado, pero después se comprobó que los daños cerebrales eran irreversibles.
En medio de una extrema preocupación, el joven pasó la noche del sábado al domingo ingresado y pendiente de una evolución que no era positiva, como ocurrió de nuevo en la madrugada del domingo al lunes, cuando las últimas pruebas efectuadas confirmaron la muerte cerebral y se transmitió a la familia la noticia. Muy pocas horas después se ha producido el fallecimiento.
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