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Los agentes de la Guardia Civil y trabajadores de Carreteras inspeccionan la zona donde tuvo lugar el suceso, en la A-8 a la altura de Colindres Antonio 'Sane'
Tres fallecidos en Arenas y Colindres en una jornada negra en las carreteras cántabras

Tres fallecidos en Arenas y Colindres en una jornada negra en las carreteras cántabras

Dos hombres murieron de madrugada en la A-67. Horas después, la edil de Turismo de Castro, Patricia Camino, perdió la vida cuando volvía de Santander

DANIEL MARTÍNEZ | NACHO CAVIA

SANTANDER/IGUÑA.

Jueves, 19 de octubre 2017, 07:14

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«Hace mucho tiempo que no teníamos una jornada tan negra en las carreteras de Cantabria como esta. Tres muertos con unas pocas horas de diferencia», se lamentaba ayer el responsable de la Dirección General de Tráfico en Cantabria, José Miguel Tolosa, pocos minutos después de conocer el fallecimiento a consecuencia de un accidente de circulación de la concejala de Turismo, Comercio y Mercados del Ayuntamiento de Castro Urdiales, Patricia Camino, tercera víctima de la jornada. Antes, de madrugada, otras dos personas habían fallecido en otro trágico suceso en la autovía de la Meseta, a la altura de Arenas de Iguña, cuando se bajaron de la furgoneta en la que viajaban a Santander para reparar una rueda que se había pinchado y fueron atropellados por un camión.

Sin casi articular palabra, el encargado de confirmar la muerte de Camino fue el alcalde de Castro Urdiales, Ángel Díaz Munío. El siniestro se produjo en la A-8 en dirección a Vizcaya, a la altura de Colindres, concretamente en el kilómetro 173. La víctima, nacida en Silió y técnico de Empresas y Actividades Turísticas, se salió de la vía con su vehículo, que chocó contra el vértice de la curva de la salida hacia la nacional 629. La edil, que regresaba de participar en una jornada de trabajo en el Centro Botín, quedó atrapada en el interior del coche.

El accidente se produjo a las 13.45 horas y, según la Guardia Civil, la víctima falleció unos 15 minutos después. El servicio 061 Cantabria también relató que un testigo del accidente fue el primero que paró para intentar reanimarla y posteriormente continuaron sin éxito con las maniobras los efectivos sanitarios trasladados hasta la zona. Al lugar del accidente también se desplazaron efectivos del cuerpo de bomberos del 112 de Laredo y de la Guardia Civil, así como del servicio de mantenimiento de carreteras. Pese al accidente, la circulación en la zona no sufrió cortes y el tráfico pudo discurrir con normalidad.

De nacionalidad paraguaya

En el caso del accidente de la A-67, el suceso se produjo a la altura de la localidad de Santa Cruz de Iguña. Concretamente, en el kilómetro 158,6 en dirección a Torrelavega. En este punto, Hugo Luis Chamorro Colina, de 38 años, y su sobrino, José Milton Larssen Chamorro, de 23, ambos de Paraguay y residentes en Madrid, fueron arrollados alrededor de las 5.05 horas por un camionero que no pudo verlos con la oscuridad de la noche.

Según informó la Guardia Civil, murieron en el acto. La comunidad paraguaya en Cantabria explicó a este periódico que el más joven de ellos, José, acababa de llegar a España desde su localidad natal, Encarnación, invitado por su tío, que llevaba años viviendo en la capital de España. «He hablado con otro familiar y nos ha dicho que no llevaba aquí ni dos semanas», detalla el presidente del colectivo, Héver Páez.

Tras desplazarse al lugar de los hechos, los agentes comprobaron que se dieron tres circunstancias que pudieron ser determinantes. En primer lugar, la furgoneta averiada se encontraba varios centímetros dentro de uno de los carriles -la DGT recomienda en estos casos mover el vehículo hasta el arcén-. Además, aunque los fallecidos habían colocado los triángulos de emergencia, estos estaban mal posicionados: estaban a escasos 10 metros de su posición, cuando deberían estar a 50 «para que el resto de usuarios de la carretera les pudiera ver con suficiente antelación». De hecho, hay evidencias de que el camión llegó a pisar el pedal de freno, pero demasiado tarde, cuando ya no había espacio suficiente para detenerlo. Por último, en el momento de la mortal colisión, las puertas laterales del maletero se encontraban abiertas y tapaban las luces de intermitencia. Según informaron las autoridades policiales, el conductor del camión dio negativo en la prueba de drogas y alcoholemia y, de acuerdo a las primeras investigaciones, no cometió ninguna imprudencia que pudiera desencadenar el suceso.

Además, el tacógrafo del transporte, que venía desde León, indicaba que el piloto había cumplido con los tiempos mínimos de descanso y conducción. También había respetado los límites de velocidad. En el momento en que se produjo el impacto, el camión circulaba a 85 kilómetros por hora, frente al máximo de 90 para este tipo de vehículos. El dispositivo de emergencias permaneció en el lugar más de tres horas después del trágico accidente, a la espera del levantamiento de los cadáveres y de la retirada del camión siniestrado. Hasta las 9.30 horas el carril derecho de la A-67 permaneció cerrado, desde el kilómetro 158 al 159, en sentido creciente de la circulación hacia Santander.

«Estamos consternados»

En palabras de Páez, la comunidad paraguaya en Cantabria, que desde el primer momento se puso a disposición de las autoridades para ayudar a contactar con sus familiares, se encuentra muy afectada. «Estamos todos muy mal, consternados», decía su portavoz, quien recordó que no es la primera vez que la tragedia les toca de lleno.

El pasado año, dos compatriotas que residían en la región perdieron la vida en otro accidente de tráfico en Madrid. También de Paraguay era una de las tres fallecidas en el accidente del Faro de Santander de septiembre de 2016, que perdió la vida al no poder huir del vehículo en llamas. Su hermana resultó herida.

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