Nacho Solana logra la primera estrella Michelin para Pico Velasco y Cenador de Amós mantiene sus tres
Guía Michelin 2026 ·
El chef cántabro ha sido reconocido esta noche en la gala que se celebra en Málaga, un impulso decisivo para su trayectoria y para la cocina regional. El restaurante de Jesús Sánchez revalida la máxima distinción de la Guía rojaNo es fácil conseguir una estrella Michelin, premio al talento y a la creatividad gastronómica. Las estrellas son el sueño de muchos cocineros, pero solo ... están al alcance de muy pocos; por ello, recibir esta distinción, en la mayoría de los casos, es un mérito especial para el chef y un valor añadido para el restaurante. Y, pese a las dificultades y después de unos años de relativa sequía, Cantabria ha sumado una nueva estrella en la gala que se celebró en la ciudad de Málaga. El gran protagonista cántabro de la noche fue Nacho Solana, el cocinero de La Bien Aparecida (Ampuero), que recibió la chaquetilla que le hace acreedor a una segunda estrella en el restaurante del Hotel Pico Velasco, ubicado en Angustina (Carasa, municipio de Voto).
De este modo, Solana (1979) suma el segundo 'macaron'. En 2012, logró la estrella en el restaurante familiar de La Bien Aparecida, donde el año pasado afrontó una reforma estructural. Y ahora, con apenas poco más de dos años de trayectoria, ve reconocido el talento gastronómico y se da valor a la capacidad de liderazgo de un cocinero forjado tanto en el negocio familiar junto a su madre, la recordada Begoña, como en destacados restaurantes nacionales, donde completó su formación hasta que regresó a casa para convertir la casa de comidas de sus antepasados en un restaurante de vanguardia en el que aúna la tradición y las tendencias contemporáneas con armonía. En Pico Velasco, Solana, junto con su equipo de cocina y sala –la mayoría ha pasado por la casa madre–, ha conseguido este reconocimiento que sin duda le sitúa en el primer peldaño de la gastronomía de Cantabria.
Y si una estrella puede cambiar la vida, como se puso énfasis en la gala en diferentes momentos, dos en el caso de Solana, a buen seguro que no lo harán; Nacho hasta ahora ha destacado por ser un chef con los pies pegados al suelo, con un compromiso con su ecosistema natural, con su tierra y con su comarca, y sin impostados postureos. En sus primeras palabras, además de recordarse de su madre, de Noelia y de la hija que tienen en común, Vega, fue rotundo en señalar que esto es «un paso más», pero que no le cambiará ni en su manera de hacer las cosas ni en su estilo gastronómico.
Los nervios, después
Solana mantuvo este martes la tranquilidad y serenidad hasta que se pronunció el nombre de Pico Velasco y subió al escenario. Siempre con la incertidumbre, pero con la confianza que estaba en las mejores quinielas. Pero, ya envestido con la chaquetilla reglamentaria –que no era de su talla–, reconoció que le aparecieron los nervios a medida que su teléfono se llenaba de mensajes de felicitación; no en vano, es un chef muy apreciado por sus colegas, por sus equipos y por sus clientes, que valoran la responsabilidad que representa estar al frente de dos espacios gastronómicos, aunque estén apenas a nueve kilómetros de distancia.
Al concluir la sala, fueron decenas las felicitaciones de colegas que aprecian su forma de ser. Dos ejemplos, la familia Manzano, del triestrellado Casa Marcial, y el efusivo abrazo en el que se fundió con Julen Bergantiños, del restaurante Islares, con una importante vinculación con Cantabria y que también recibió su primera estrella.
Los intocables
El morbo en la sala fue doble durante toda la velada: si había algún nuevo triestrellado o si quitaban alguna estrella a los denominados intocables. Decepción para unos y otros. Los inspectores abren la pirámide por la base y se muestran conservadores en la cima. Lo más sonado, la segunda de Albert Adriá con Enigma, categoría a la que también han accedido Aleia y Mont Bar (también en Barcelona), La Boscana (en Bellvís, Lérida) y Ramón Freixa Atelier (en Madrid), en este caso valorado a los dos meses de abrir.
Entre los triestrellados, el Cenador de Amós, en Villaverde de Pontones, del cocinero navarro Jesús Sánchez, se mantiene en la cima, en cuya plataforma sobreviven dieciséis restaurantes, incluido el de Pedro Subijana (Akelarre), del que se rumoreaba que estaba en el alambre.
El resto de los estrellas cántabras mantienen su estatus: Casona del Judío, La Bicicleta, Solana y El Serbal. El año que viene, más.
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