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Agente de la Policía Local de Santander mientras vigilan el cumplimiento de la normativa en la Plaza Cañadío de Santander. Antonio 'Sane'

La Policía Local multa a quince locales de hostelería de Santander el fin de semana

Los agentes formularon otras 50 denuncias por botellón en la capital y sancionaron a más de 80 personas por no usar la mascarilla obligatoria

Laura Fonquernie

Santander

Martes, 13 de julio 2021, 07:05

Como si se tratara de un guion, el fin de semana vuelve a dejar en Cantabria una retahíla de sanciones relacionadas con la noche. El segundo sábado con el ocio nocturno cerrado se traduce en seis establecimientos hosteleros de Santander sancionados por, precisamente, incumplir la prohibición de apertura publicada por la Consejería de Sanidad en el BOC el pasado dos de julio. Todas las multas se produjeron durante la madrugada del viernes al sábado y los negocios implicados están ubicados en zonas cercanas y protagonistas del ocio de la capital: la calle Santa Lucía, Hernán Cortés y la Plaza Cañadío. Según el balance de intervenciones relevantes, los agentes además multaron a otros cinco establecimientos por no respetar el aforo marcado, de ellos cuatro lo superaban en el interior. El resto de los hosteleros que también se llevaron la sanción fueron por permitir el consumo de pie en la barra (1), por no tener a la vista la licencia (2) y por instalar elementos en el exterior no autorizados (1).

La Policía Local estableció un total de 24 controles para vigilar el consumo de alcohol en la vía pública. Unas actuaciones que se saldaron con otras 50 denuncias por botellón. La práctica de esta actividad no es novedosa y cada verano tiende a repetirse. No obstante, tanto este año como el pasado, esas reuniones llevan implícito otro riesgo: el de contagiarse y expandir el virus. En Santander la incidencia acumulada a 14 días se sitúa ya en los 533 casos por 100.000 habitantes. Por eso la alcaldesa, Gema Igual, se mostró ayer «muy preocupada» y «expectante» por conocer la actualización del semáforo covid que se publicará hoy. «Hay mucho en juego», recordó la regidora. Y es que sobre la mesa está la posibilidad de que la capital pase al nivel 3 (riesgo alto). Un salto que supondría añadir restricciones como el cierre del interior de la hostelería o la reducción de aforos. Todo ello con las fiestas de Santiago a la vuelta de la esquina.

Ante la escalada de contagios registrada en las últimas semanas en la comunidad, Igual recordó que «un paso atrás sería muy caro para nuestra salud, nuestra economía y para nuestra sociedad». Así que aprovechó su visita a un campamento en las instalaciones de Espacio Joven para lanzar un mensaje a los chavales y pedirles que «cumplan estrictamente la normativa sanitaria». El grupo de edad de 20 a 29 años es el que tiene la incidencia acumulada a 14 días más alta, según los últimos datos del Servicio Cántabro de Salud, alcanza ya los 1.977 casos. Es momento de «ser conscientes todos de lo que tenemos, de nuestro comportamiento, de qué es lo que tenemos que hacer» para evitar ese retroceso que «sería nefasto», sentenció Igual.

Seis locales incumplieron el cierre del ocio nocturno y cinco superaron el aforo en terraza e interior

MULTAS A HOSTELERÍA

Los responsables de tres casas fueron identificados por organizar fiestas y molestar con la música

EN VIVIENDAS

Otros «pequeños incidentes»

La tercera pata del ocio nocturno son las fiestas en domicilios. La Policía Local de Santander identificó a los responsables de tres viviendas por organizarlas y generar molestias a los vecinos con música. También el incumplimiento de las medidas sanitarias como el uso de la mascarilla -que suele olvidarse con frecuencia en las reuniones con amigos y familiares- siguen sumando sanciones: a lo largo del fin de semana, en Santander, la Policía Local identificó a 82 personas por no utilizarla.

En Torrelavega no ha hecho falta multar por esa infracción, pero sí fue necesario disolver cuatro botellones. En total se formularon tres denuncias por beber alcohol en la calle. Además la Policía Local llevó a cabo un total de 10 inspecciones a locales hosteleros para comprobar que se cumplía la normativa vigente de Sanidad. De estas actuaciones se derivaron dos multas por servir consumiciones en la barra y permitir bailar dentro del local. A lo que se suman dos establecimientos sancionados por incumplir el horario de cierre de la hostelería.

Más tranquilas fueron las noches en Laredo, donde únicamente se registraron «pequeños incidentes», explicó ayer a El Diario Montañés, Juanjo Revuelta, concejal de Seguridad Ciudadana, relacionados con el «mobiliario urbano». Revuelta reconoce que el botellón es una práctica que «sigue existiendo» en el municipio y que es «difícil de controlar». No obstante, de momento, no ha generado «problemas de alteración del orden público» y se han registrado grandes reuniones. En todo caso la Policía Local se persona allí donde sabe que es habitual que se agrupen los jóvenes y su mera presencia «hace que se dispersen». También acuden alertados por las llamadas de los vecinos que se quejan del ruido.

En Ribamontán al Mar tampoco ha ocurrido «nada destacable», señala Araceli Colina, la primer teniente de alcalde del municipio. Estos días no se han producido las «grandes aglomeraciones» que sí se han registrado en otras ocasiones y que ya han podido verse en más localidades. En todo caso, Colina subraya que tanto la policía del municipio como la Guardia Civil «están muy encima» para disuadir a los jóvenes y evitar que lleguen a producirse las reuniones. A pesar del aumento de población por la llegada de visitantes, una situación similar se registró en alguna zona de la costa occidental como Comillas. Allí por la noche, de momento, actúan los agentes de la Guardia Civil y sólo se registraron algunas llamadas de vecinos quejándose del ruido.

Botellón en la playa de Ris de grupos grandes e «incontrolables»

En Noja hay una zona que suele ser el escenario de los botellones: la playa de Ris. Centenares de jóvenes se concentran allí cuando cierra el ocio nocturno. Grupos en los que no hay ni distancia de seguridad ni mascarillas. Las aglomeraciones de chavales se convierten en reuniones «incontrolables» para los agentes de la Policía Local que únicamente se personan en la zona para controlar los incidentes e intentar dispersar o disuadir a los chavales. Pero es que, además, ocurre que la zona puede ser de difícil acceso para las patrullas.

Precisamente en el arenal se vivió el fin de semana una de las imágenes más bochornosas. Según pudo saber El Diario Montañés, varios de los cientos de jóvenes que se juntaron allí, lanzaron botellas al coche de la Policía Local que se encontraba de patrulla por la zona del muro. La noche del sábado «fue lo más gordo», reconocían ayer desde el cuerpo aunque botellones hay «todos los días» y es que al municipio se acercan numerosos jóvenes de otros lugares.

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