Desde las cuatro de la mañana por una entrada para el Racing-Mirandés

Ángel Lanza, uno de los primeros en la cola presencial de El Sardinero y todavía sentado en su silla esperando a que abriesen las taquillas, tenía clara la importancia de la cita contra el Mirandés. «Esto no va a quedar aquí, tiene que trascender, tiene que ser un día importante para todos los que hemos venido», decía . También pensaba que el Racing en el primer partido de la eliminatoria debe «marcar el ritmo y hacer saber quiénes somos». Y con su predicción, se mostraba optimista, pero no confiado: «Un 2-1 estaría bien».

Entre los que esperaban, conversaciones. De la cola y del partido. Que si hacía «algo de frío» a primera hora, contaba uno de los que llegó a las cuatro de la mañana. Eso, y que «hay que ganar el domingo y conseguir una ventaja para la vuelta». Y, en concreto, en eso de la «ventaja» hacía hincapié. «¿Ahora te vas a ir, después de comerte cinco horas?», le voceaban a uno que iba a coger algo a su coche. Anécdotas de la espera.

Más optimista y cargado de ilusión se mostraba Juan Banderas —también desde las cuatro y cuarto allí—. Se atrevía a decir que el Racing «va a ganar por tres o cuatro goles a uno». Y bromeaba: «Vamos a dejar que metan un gol». Desde su perspectiva, dando por hecho que los de José Alberto logren su pase a la final, le da igual el rival: «prefiero al Almería... o al Oviedo, me da igual; el Racing puede tanto con uno como con otro».

Y hasta un grupo que andaba mirando el reloj y los apuntes. Cuatro chicas, allí presentes desde las siete, repasando para un examen de Fonética inglesa convocado dos horas después del lanzamiento de las entradas. Ni con esas. Ellas tampoco querían perderse el partido. Esperaban repasando, pero, eso sí, veían más fácil la clasificación de su equipo que aprobar el examen.

Las localidades disponibles duraron un total de tres horas. A las 13.00 horas, el Racing lo comunicó en sus redes sociales. «Entradas agotadas», indicaban.

Este viernes se ponían a disposición del público las localidades que han estado hasta el jueves reservadas para los abonados. Ahora, esos aproximadamente dos millares de billetes que no habían retirado se podían comprar ya sin exclusividad para los socios. Ya se prevía una enorme demanda, lo que ha provocado las dos colas y largas esperas y que con gran probabilidad se agote el papel a lo largo de la misma mañana.