Trabajo sin premio
David Barral se hartó de bregar en busca de desmarques o remates, aunque no tuvo ocasiones claras de gol
Se le había contratado para partidos como este. Como si fuese una suerte de especialista. David Barral (Cádiz, 10 de mayo de 1983) fue la ... apuesta fuerte del mercado de invierno. El '9' de referencia para un Racing que tenía sí o sí como objetivo el ascenso. Un delantero con galones, con amplia experiencia en Primera. Un hombre muy acostumbrado a partidos como el de ayer. En cuanto a lo del gol, el gaditano se fue de vacío. No pudo cumplir con su papel de 'hombre franquicia', como se denomina a los jugadores decisivos en la NBA. Pero por trabajo no fue. Barral trabajó lo indecible y por alguna acción suya llegó, aunque no las protagonizó él directamente, alguna de las jugadas más peligrosas del Racing. El gran trabajo de Barral no encontró premio.
El gaditano empezaba el partido en todos los sitios de la parcela ofensiva y en ninguno al mismo tiempo. Las más de las veces se colocaba en la zona izquierda del campo, pero en cuanto había el más mínimo movimiento en ataque de los verdiblancos, Barral ocupaba el lugar natural de un '9'. El gaditano se incrustaba entre los centrales del conjunto balear, Vallori y Rubén.
El buen inicio de los baleares hizo que Barral viviese varios minutos no sólo alejado de la portería de Carl, sino que se convirtiese en un defensa más. Fue él quien sacó con la cabeza el envío bajo de los baleares desde la izquierda tras un córner. Pero los verdiblancos se fueron entonando y cogiendo la 'manija' del partido. Barral volvía a su hábitat natural, la zona de ataque, aunque los centros desde las bandas, bien de Enzo por la izquierda o de Hidalgo, por la derecha, nunca se encontraron con al ariete gaditano.
De lo que no se cansaba Barral, a pesar de esa ausencia de oportunidades, era de trabajar. De la izquierda a la derecha pasando por el centro del ataque. Al filo de la media hora llegó la primera gran ocasión y la primera gran polémica. Un balón suelto en el área y el gaditano que la controla. Se intenta hacer sitio y un defensa rival que se lo lleva por delante. Galech Apezteguía dice que allí no ha pasado nada. Los Campos de Sport no están para nada acuerdo y piden penalti sobre el gaditano. El resto de la primera parte muere entre galopadas intentando aprovechar esos pases al área. Pero nunca le encuentran.
El inicio del segundo tiempo comenzó con algo más de protagonismo del gaditano. Un balón que le llega a tres cuartos de cancha se convierte en la primera ocasión para controlar el esférico con espacio. La defensa no tiene más remedio que hacerle falta. Noguera la pisó y el gaditano disparó a puerta, pero el balón rebotó en un jugador del Atlético Baleares.
El futbolista, con muchas temporadas a cuestas en Primera, se afanaba en mandar a los suyos. Había que tirar de experiencia en un partido que no se desatascaba. Barral, entre líneas, ordenaba desmarques a los suyos. El Racing dominaba la posesión casi al completo y del gaditano surgió, aunque él fue protagonista indirecto, la jugada más peligrosa. Una falta que le hicieron por la derecha no la pitó el colegiado, pero sí una segunda. Tarjeta a Peris. El consiguiente lanzamiento de falta lo envió Óscar Gil al larguero de un cabezazo.
Barral intentaba ganar protagonismo al no llegar ese balón con el que sueña todo '9'. Pelota que le caía en tres cuartos de campo, y el gaditano que exhibía su juego de espaldas. Al estilo del mejor Julio Salinas. Las más de las veces para calmar un pase rápido, templar el juego y dársela a otro compañero. Pero también seguía en su labor de estar incrustado en la defensa, muchas veces entre el lateral derecho de los baleares, Kike, y el central Vallori. La última que tuvo fue tras un centro de Berto Cayarga desde la banda derecha. El gaditano estaba en su lugar natural, el área pequeña, pero no pudo rematar. Al poco, en el minuto 78, Ania daba entrada en el campo a Dani Segovia en sustitución de un David Barral que trabajó lo indecible, pero no tuvo el premio que buscaba y necesitaba el Racing. El alimento de todo delantero, el gol.
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