Se abre el telón a los festivales infantiles de Navidad en Cantabria

La Navidad engloba gran número de acontecimientos importantes y también estresantes para nuestros pequeños. Seguramente se aproxime la función de Navidad del cole, donde tendrá que actuar, y eso sí que impone, por muy simple que sea el papel que le haya tocado este año o el villancico lo haya repasado infinitas veces en casa.

Ellos, allí sobre el escenario del salón de actos, orgullosos de demostrarnos lo que saben hacer, lo que con tanto entusiasmo han estado preparando. Momentos especiales que son resultado de su propio esfuerzo.

Nervios que arrastran un no me lo sé, ansiosos deseando aparecer en el escenario e inquietos una vez en escena, donde lo más gracioso es ver cómo se descolocan y adoptan posiciones a su manera pese a las indicaciones de sus profes. Ahí es donde por décimas de segundo te imaginas que les salen alas de súper poder a los profesores, porque no entiendes cómo es posible que manejen a semejante número de niños cuando a ti te cuesta con tan solo uno.

Nosotros, los padres, buscando el mejor sitio, el más cercano a ellos, para disfrutar de la función observándoles embelesados desde abajo, emocionados esperando las reacciones espontáneas de los niños entre acto y acto, y mientras tanto, pensando en las horas que has estado cosiendo minuciosamente el disfraz con el tan sólo aparecerá no más de 5 minutos.

Se te olvidan las estresantes semanas previas al festival preparándolo todo cuando dicen su frase o cantan la canción. Sonrisas y lágrimas, podría titularse cada función, porque alguna lagrimilla se nos cae, por mucho que queramos disimular. El orgullo nos invade y florece por todos los poros de tu piel o emana de tus ojos.

Fotos, muchas fotos y vídeos para el recuerdo, las tuyas y las tomadas por otros padres de sus compañeros desde diferentes ángulos, porque tú las quieres toditas, para enviar a los abuelos, para enseñárselo a ellos al volver a casa y para darte cuenta de que tu hija aun habiendo salido perfecta de casa ha decidido colocarse el disfraz con estilo propio.

Encuentros con padres que no conoces y otros a los que, por fin, pones cara, todos con una sonrisa, y con esa aura de emoción contagiada.

Momentos mágicos e importantes para ellos, para sus profesores, para el colegio y para nosotros.

Seguro que cuando os llegue el momento será muy emocionante, así que nada como ir bien cargados de clínex. Y, como siempre, os invito a seguirme en mi blog o por las redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.

Nos leeremos pronto, pero no quiero despedirme sin desear una ¡Feliz Navidad!