El fin de semana cambia la hora. Así afectará a los niños

Este fin de semana es el cambio de horario, que en otoño coincide con el último domingo de octubre, el bueno, el que nos deja dormir más. Pero como cualquier situación que se salga de la rutina, afecta al reloj biológico de los adultos, niños y bebés. Todos nos vemos afectados. Así, es posible que nos volvamos más irritables o apáticos, así que imagínense estas sensaciones en los niños. Más llorones, irritables…

Un cambio de hora permite ahorrar muchos millones de euros al año reduciendo el consumo global de energía, haciendo coincidir el inicio de la jornada laboral con las horas de luz, sin embargo, esta modificación tiene consecuencias físicas que nos afectan, aunque no tanto como el cambio que se produce en verano.

El principal trastorno que nos provoca es el del sueño, que tardaremos en regular al menos un par de días. Pero tranquilos, ¡este cambio nos va a permitir dormir una hora más! Y, en consecuencia, se atrasarán una hora las comidas y la hora de acostarse.

Con el otoño los días son más cortos, se aprecia menos luz y eso se ve reflejado en el humor de la familia, que puede sentirse más triste. La luz nos aporta optimismo, vitaminas, aumenta nuestro sistema inmunológico y somos más poderosos a todas esas infecciones que luego pillamos en esta época. Que se lo digan a los niños que empiezan a coger de todo en estas fechas, siempre digo que la luz es vida y es muy cierto.

Los días de sol nos transmiten más alegría y nos ayudan a afrontar las rutinas de cada día. Esta falta de luz se conoce como 'Winter Blues' o tristeza invernal. Es cierto que mucha gente se siente triste en esta época. Mi consejo consejo combatir esos 'bajones' es apostar siempre por practicar deporte, disfrutar del aire libre y aprovechar bien la luz del día.

Si hablamos de sueño, la luz natural es importante para mantener el ciclo de descanso, en función de la melatonina que produzca nuestro nervio óptico, que se descompensa cuando los días son más cortos y hay menos luz.

En los niños, es importante adaptarse a los cambios horarios adelantándose a las nuevas rutinas, cambiando gradualmente las horas de irse a dormir. Siempre de forma progresiva y de manera que el niño aprecie el menor de los cambios.

Otros efectos del cambio de hora en los más pequeños pueden ser cansancio, fatiga, falta de apetito, dificultad para concentrarse o menos rendimiento escolar.

Los padres debemos tener más paciencia de la habitual porque en unos cuantos días la prueba de cambio de hora suele estar superada.

Mucho ánimo con el cambio y recordad que no todos los relojes se cambian de forma automática. Por evitar confusiones y no perder la puntualidad. Nos vemos en mi blog o por las redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.

¡Hasta la próxima semana, familias!