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Luciano Simón, cuando fue detenido por los agentes. Antonio 'Sane'
El juez achaca al fugitivo de Turieno amenazas, atentado y tenencia ilícita de armas

El juez achaca al fugitivo de Turieno amenazas, atentado y tenencia ilícita de armas

Luciano Simón disparó contra los agentes y huyó por el monte en julio de 2018 | Durante 30 horas, los vecinos de este pueblo de Liébana estuvieron en vilo hasta que fue detenido

efe

Martes, 25 de junio 2019, 20:09

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La diligencias de investigación de la causa del hombre que en julio de 2018 se atrincheró en su casa en Turieno (Cantabria) y que disparó contra la Guardia Civil han terminado, y la juez le atribuye, de forma indiciaria, supuestos delitos de amenazas, daños, atentado y tenencia de armas sin permiso.

En un auto al que ha tenido acceso Efe y contra el que cabe recurso, la juez concluye que «existen indicios racionales de criminalidad» en este hombre, que fue detenido después de veinte horas de huida cuando volvía a su casa, confiado en que el operativo de búsqueda estaba por los montes de Liébana.

En el auto se indica que no se descarta que el consumo de alcohol y drogas pudieran provocar «un déficit del control de los impulsos» por parte del investigado en el momento de los hechos, y que tuviera «levemente afectada» su capacidad volitiva.

Los análisis realizados apuntan a un consumo repetido de cannabis, cocaína y heroína en los seis o siete meses anteriores, si bien no constan antecedentes psiquiátricos por abuso de drogas.

El auto ordena dar traslado de su contenido a la Fiscalía y al resto de las partes personadas para que soliciten la apertura de juicio oral o el sobreseimiento de la causa.

Así te lo contamos

Vídeo. Antonio 'Sane'

Martes 17 de julio, 20.30 horas

Luciano se atrinchera en casa

Luciano Simón se enzarza en una fuerte discusión con su hermano a causa de una herencia familiar. El fugitivo le amenaza con una navaja y éste decide llamar al cuartel de la Guardia Civil. La patrulla que llega a Turieno es recibida por disparos con fuego real desde la vivienda. Luciano se encuentra muy nervioso y «posiblemente bajo los efectos de las drogas», en opinión de la Benemérita. A partir de ese momento se pone en marcha un dispositivo policial que crece a medida que pasan los minutos. Se crea un perímetro de seguridad alrededor de la casa y se pide a los vecinos que permanezcan en el interior de sus hogares con las persianas bajadas porque la situación puede ser peligrosa.

Martes 17 de julio, 22.30 horas

Siguen los disparos

El ambiente en Turieno es ya de máxima tensión. Después de dos horas de enfrentamiento, Luciano sigue disparando a los agentes. A la vez que se toma la decisión de movilizar de manera urgente a las Unidades de Seguridad Ciudadana de la Comandancia de Cantabria (Usecic), los agentes que ya están en el lugar apagan las luces del pueblo e instalan unos focos que apuntan directamente a su vivienda. Paralelamente, se intenta establecer un diálogo con el atrincherado. Se comprueba que Luciano es «totalmente inmune a negociar y a deponer su actitud».

Miércoles 18 de julio, 02.00 horas

El momento más tenso

Se apagan los focos y se hace la oscuridad en Turieno. Al minuto se escuchan los primeros disparos, al menos dos de escopeta –Luciano usa un arma larga de este tipo– y la persona al mando del operativo decide que la Usecic tiene que entrar en la vivienda. Los agentes de la Benemérita se encuentran en la planta baja mientras él se atrinchera en la zona abuhardillada. Desde allí, desde un ventano, por el que apenas cabe una mano, sigue apuntando a los uniformados. De hecho, un disparo alcanza a un guardia civil de esta unidad en un pie. Tiene que ser trasladado a la Clínica Mompía, donde es operado. «¡Os voy a matar a todos!», gritaba Luciano, mientras que desde el operativo le pedían que tirara el arma: «Esto se puede arreglar». Durante cerca de una hora hubo disparos cruzados de escopeta, metralleta y pistola. Hasta alrededor de 150, aproximadamente, algunos de ráfaga y otros de forma intermitente. «Luciano llegó a disparar hasta en 20 ocasiones a nuestro personal», explicaba el jefe de la Comandancia.

Sane

Miércoles 18 de julio, 05.00 horas

Huida hacia el monte

Sobre ese momento se escucha hablar por última vez a Luciano. Cesan los disparos y regresa la tranquilidad. La Guardia Civil cree que el hombre, que sigue en la parte alta de la vivienda, se ha calmado. Se decide esperar a que llegue el Grupo de Acción Rápida (GAR) con base en Logroño para entrar. Son especialistas en este tipo de intervenciones. Entrar, capturar a Luciano sano y salvo y poner fin a la operación. Lo que no sabían es que en el interior no había nadie. El fugitivo, con gran audacia, había salido al tejado por un ventano de 40x40 centímetros, se había descolgado usando un cable de alargador atado a las vigas del tejado hasta una tejavana –de haber saltado se habría roto y habría sido descubierto– y de ahí al suelo para correr al monte.

Vídeo. Sane

Miércoles 18 de julio, 06.45 horas

Los GAR entran en la casa

Llegan los hombres del GAR. Tras lanzar cuatro granadas de humo, suben hasta la buhardilla para encontrarse con él, pero allí no hay nadie. ¿Ha habido fallos? ¿Algún error? ¿De quién es la culpa? A partir de ese momento comienza la búsqueda. La Delegación del Gobierno informa de que ha escapado con su arma y que, al contrario de lo que opinan sus vecinos, es «extremadamente peligroso».

Jueves 19 de julio, 00.35 horas

Detención: cae en la trampa

Tras un largo día de búsqueda por tierra y aire por parte del operativo formado por más de 100 personas, a los que esa misma noche se habían unido más grupos procedentes de Asturias, Palencia y León, Luciano es capturado. Comete un error. Desde el punto en el que se esconde en un monte cercano ve perfectamente su casa. Aparentemente, la vigilancia policial había desaparecido. Era una trampa de la Guardia Civil. Y cae de lleno. Los agentes están controlando el pueblo de forma «discreta». De hecho, relatan que le ven llegar desde la distancia, pero prefieren que avance y se confíe. Cuando está en las inmediaciones de la vivienda es detenido y trasladado al cuartel de San Vicente de la Barquera.

Sane

Jueves 19 de julio, 12.30 horas

Declara en el cuartel

Tras pasar la noche en el calabozo, los agentes le trasladan al interior del cuartel, donde declara en presencia del abogado del turno de oficio. Esposado por la espalda, Luciano se oculta tras una capucha. Solicita ser visto por un equipo médico, que se desplaza desde el centro de salud de San Vicente. Se muestra distante, pero colaborativo. Todavía no es consciente de lo que ha hecho.

Jueves 19 de julio, 16.30 horas

Reconstrucción de los hechos

Sale del cuartel en un coche patrulla en dirección a Turieno para reconstruir los hechos sobre el terreno. Visita el monte donde se escondía y su vivienda. Allí ve caras conocidas, las de los guardias civiles de Potes. Intercambia algunas palabras con ellos: «Ya sé de sobra que la he liado; ahora asumiré lo que me venga». Empieza a ser consciente de la dimensión de sus actos.

Viernes 20 de julio, 17.00 horas

Llega a los juzgados

La Guardia Civil le traslada desde el cuartel de San Vicente hasta los juzgados de la villa, a escasos 50 metros. Poco después llega su abogado y comienza la declaración ante la responsable del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia, que decide decretar para Luciano la prisión provisional comunicada y sin fianza. El Tribunal Superior de Justicia de Cantabria aún no ha hecho público el auto, pero sí se sabe que le imputan los delitos de agresión contra agentes de la autoridad, daños y lesiones (hirió a uno de los efectivo). Además, podrían imputarle también delito contra la salud –tenía una plantación de marihuana– y tenencia ilegal de armas. Más grave incluso sería el de tentativa de homicidio, pero por el momento parece que este no se contempla.

Viernes 20 de julio, 22.00 horas

Ingresa en prisión

Tal y como se esperaba, Instituciones Penitenciarias decide su traslado a la cárcel de El Dueso (Santoña). Es la primera vez que pisa un penal, aunque sí tenía antecedentes por «asuntos menores» relacionados con drogas, lesiones, robo con fuerza y atentado contra la autoridad. Ingresa en el módulo de preventivos, un departamento «bastante tranquilo en el que no suele haber problemas» en el que convivirá hasta la celebración del juicio con otros 40 presos. Lo hace tras completar el trámite imprescindible de entrevistarse con el médico y el trabajador social del centro.

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